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 LA CASA DEL TERROR 

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Creo que era en las Ferias de Figueres de un año irreconocible e irreconciliable.

Nuestros padres nos compraron dos entradas para la Casa del Terror.

Fuimos sorteando Monstruos en la Oscuridad y el camino era movidito y sinuoso. Casi al ver la Luz había una Gran Bota de Vino que iba dando vueltas.

Allí nos quedamos mi hermana y yo dando vueltas a sabiendas que la atracción iba a acabar en breve. La gente entraba y salía, y allí estábamos los dos, caminando en la Bota de Vino.

Hasta que el aguafiestas de mi Padre subió y nos dijo a los dos:

— ¿Queréis salir de aquí que hay más gente que quiere subir?

Alejandro Pes Casado