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EL PLOMAZO DE LOS DÍAS
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El jaleo de los días de Feria, ya se oía a un kilómetro del Pueblo.
No sabía por qué su hermano gemelo, Max, le sometía a aquella dejadez, aquel olvido ruinoso, aquél plomizo de 40°C a la Sombra,
en el que había olvidado por completo el Caínico contrato de presentarse con él en las arenas de la playa, frente a la costa.
Aquél verano no pintaba la cosa diferente. Un poco más fresco que el anterior, gracias a Dios, un día cambió de ruta hasta parar por el chiringuito de la Costa..
Entonces, lo vió , con su media cogorza... Le dió asco.
Fue corriendo hasta él.
—Max.— le dijo.
A lo que Max respondió:
— ¿Max? ¡Ése eres tú!
Alejandro Pes Casado
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