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EL CUENCO
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Mi madre me envió a los chinos de la esquina a buscar un cenicero.
Entre miles y miles de objetos, fui a dar con un cuenco de metal semiesférico..
Tras pagar un euro, me fui convencido de que el cuenco era un Grial.
Al llegar a casa, mi madre me dijo que aquel objeto no servía para nada, pues no era ancho para apagar colillas, ni pesado, ni había dónde soportar los cigarrillos.
Llegamos a la conclusión que ella misma compraría un cenicero.
Alejandro Pes Casado
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