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 HISTORIA QATARÍ

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Abdelkader y Boabdil, eran mis vecinos en Qatar. Vivíamos en una urbanización de lujo, llamada PARADISO.

Abdelkader me comentó que su hermano quería comprarse un perro, pero ellos lo tenían prohibido debido a su religión.

— Yo sólo soy un Rumi jubilado. Mientras no arme follón tú puedes tener la mascota que te dé la gana.

— Es que es un animal impuro.

— Si le enseñas bien y es bueno, en principio podrías tenerlo... Los perros tienen un gran corazón, por éso son los mejores amigos del hombre.

— Es que además es joven y perra.

— Las perras tienen instinto maternal, tienen más cuidado con los niños, son de corazón puro y bueno. No la entres en casa, para que las pulgas no se os metan en las alfombras.

— Ya, claro, la tendremos en el jardín, que es de hormigón... No sé, a mí no me parece mala.


Al día siguiente escuché a Boabdil hablando dulcemente a la perra. Me asomé a la verja y vi a una cría enorme de American Stanford, dócil, cariñosa y juguetona. Incluso la solía tocar de vez en cuando. Era un trozo de cielo.


Un día por la mañana, escuché un sonido de motosierras, era una máquina de cortar césped motorizada.

Boabdil, sacó a pasear a la Chelsea, así la bautizó, e íbamos paseando con la perra suelta. Sin darnos apenas cuenta, ni tiempo a reaccionar, la perra salió corriendo y arrinconó al cortador de césped.

Algo alterado, exclamó:

— Escuchen: ¡Aten a ése perro de presa o lo fulmino con el cortacésped!

— ¡Pero si no hace nada! — dijo Boabdil.

— ¡Es verdad! — exclamé.— Incluso se deja tocar por mí.— le dije al jardinero, y acaricié a la perra.

— ¡Es un perro peligroso! — Contestó el jardinero.

— Sólo tiene que acordarse del número y de la calle. Además, se llama Chelsea.

— ¡ Encima éso ! ¡ Me voy y daré parte a mis superiores !

— ¡El tío se ha cabreado! —dijo Boabdil.


El tiempo pasó. Nosotros tuvimos discusiones por temas que no vienen al caso.


Dejamos de hablarnos durante cinco años. La perra se volvió agresiva, suerte del enrejado.


Abdelkader perdió su empleo y fue a echar un currículum al Ayuntamiento para entrar a trabajar de jardinero, pero le rezaba a Allah todas las noches para que no le admitieran de cortacésped, no fuera a ser que le acosara un perro de presa peligroso ...


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Cuento dedicado a "Las Mil y Una Noches", a Rumi, a Ernest Thompson Setton y sus cuentos de animales, y cómo no, al Mundial de Qatar, para que nada acabe en un Cuento...


Alejandro Pes Casado


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