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 A Magdalena Sánchez Blesa 

MAGDALENA 

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Magdalena Sánchez Blesa, Eres única como mujer y persona... Me encantan tus poemas,

que calan hondo sin buscar ser rimbombantes y artificiosos. Usas el lenguaje del pueblo, y reflejas al pueblo, mejor ser humilde que muy sofisticado... Ése es el éxito de tu poesía tan íntima y pura como una novia el día de su boda... Reflejas la manera de sentirse uno enamorado y feliz contigo... Usas palabras llanas y llenas de poder que llegan a todo el mundo, reflejando la infancia, la cruda problemática social de muchos jóvenes, así como a muchos padres e hijos, la llegada de ése atardecer de otoño, la tristeza de la situación actual de muchos mayores, ya sabes no te das cuenta y un día llega la vejez con sus achaques... Y todos somos partes de ésos versos.. y Todos somos partes de ésos labios, que leen como si fueran la Palabra, porque en Amor en su día fueran forjados y son como el calor del sol, como la brisa, como la seda que susurra entre tus manos, como el Terciopelo Azul de aquellos sillones afelpados, como el satén de ésas sábanas de Boda, como el tul de una novia en Sábado... Tus Versos calan en lo hondo, y amarran de la cornamusa a la soga al amarre en nudo, tus Versos me visten de mil pieles... Tus Versos me dejan tan desnudo...

Qué gran ejemplo puedes dar a tus chiquillos...

Qué gran apoyo y qué futuro grato... Gracias por escribir, Magdalena, qué lleno me dejas mi rostro en tu retrato. ¡Qué maestría de maestra guapa, debieras ser decana! La Maestría de una verdadera Dama... Recuérdame de Versos de cabrero... Recuérdame, yuntero para rato... Si no puedo trabajar es porque tengo el cuerpo y el alma destrozados... Tengo una botella de Alma Rota en la nevera, de cuando besaba hace 28 años, podría ser el abuelo de cualquiera, podría ser un padre desgraciado... Ahora es tarde, yo ya no soy ni yo mismo, ni Nadie que en otra época se me hubiera acercado... Camino sobre la cuerda floja con ayuda de Dios, y trepo por los balcones hasta tu tejado... Debo confesarte lo hago gracias a Dios, por no fallarle y por no haberte jamás fallado... Te dejo veinte gramos de Amor e inspiración en el teclado... Quisiera respirarte como el humo que deja mi tabaco...

Escuchando tus Versos, lo soñado.

Alejandro Pes Casado