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PIGMALIÓN, A MI PESAR …
Un día, Pigmalión, encontró a Panocha con una sonrisa atascada. Al revisar el interior de su vagina gomosa encontró restos de semen … ¡Pero él no había sido!
“ ¡Ay, Panocha, que me has metido los cuernos!” , pensó el pobre Pigmalión..
Su sobrino, Julio, de once años, le dedicó una mirada malévola, y una sonrisa sarcástica...
Ratziel Fulcanelli
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